
Primer trasplante de hígado de cerdo modificado genéticamente a una persona: la frase suena a ciencia ficción, pero ya es una realidad que está reescribiendo las reglas de la medicina moderna.
Por primera vez, un ser humano ha recibido un órgano vital de un animal modificado en laboratorio, abriendo una puerta que hasta hace poco parecía imposible: la de los xenotrasplantes viables y funcionales en humanos.
Este procedimiento histórico fue documentado por la revista científica Nature, y realizado por un equipo médico en los Estados Unidos con el respaldo de la empresa biotecnológica eGenesis. El paciente fue un hombre con daño hepático terminal, que no calificaba para un trasplante convencional y aceptó participar en este experimento clínico pionero.
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¿Cómo fue el primer trasplante de hígado de cerdo a una persona?
El trasplante fue realizado en un hospital estadounidense no especificado por razones de confidencialidad médica. El hígado trasplantado provenía de un cerdo genéticamente editado para reducir el riesgo de rechazo inmunológico y eliminar retrovirus porcinos que pudieran afectar al receptor humano.
Los cirujanos completaron el procedimiento con éxito y, durante las primeras 48 horas, el órgano funcionó de forma estable. Aunque el paciente se encontraba en estado crítico, la intervención permitió observar cómo un hígado porcino podía integrarse, aunque sea temporalmente, en el sistema humano.
Este hito marca el primer trasplante funcional de un órgano de cerdo modificado genéticamente a un humano vivo, algo que no había ocurrido jamás con un hígado completo.
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¿Qué significa que el hígado esté modificado genéticamente?
En este caso, el hígado no es de cualquier cerdo. Fue producido por eGenesis, una empresa especializada en edición genética CRISPR. El animal fue modificado para inactivar más de 60 genes relacionados con el rechazo inmunológico humano y eliminar elementos virales del genoma porcino que podrían activarse al ingresar al cuerpo humano.
Además, se introdujeron genes humanos en el ADN del cerdo, con el objetivo de hacer el órgano más “compatible” con nuestro sistema. En palabras simples: un hígado de cerdo humanizado, capaz de reducir las reacciones de rechazo y extender el tiempo de funcionamiento.
Este tipo de bioingeniería representa un paso más allá del simple trasplante: es medicina personalizada a nivel genético… pero con cerdos.
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¿Qué riesgos y beneficios tiene un xenotrasplante?
El xenotrasplante —trasplante de órganos de una especie a otra— implica riesgos inmunológicos enormes. El principal desafío es evitar que el cuerpo humano ataque de inmediato el órgano como si fuera una amenaza. Aunque los inmunosupresores ayudan, no siempre son suficientes.
Entre los beneficios, el más claro es el acceso a órganos. Con miles de pacientes en lista de espera y pocos donadores humanos disponibles, los órganos de animales modificados podrían ofrecer una alternativa real, especialmente para casos urgentes.
Sin embargo, aún no se sabe si estos órganos pueden funcionar por largo plazo, o si sus tejidos serán tolerados más allá de unos días. La medicina avanza, pero el cuerpo humano todavía no está listo para dar respuestas definitivas.
¿Cuál es el impacto médico y ético de este tipo de trasplantes?
El impacto médico es indiscutible: si los xenotrasplantes logran estabilizarse, podríamos estar frente a una solución masiva al déficit global de órganos. Ya no dependeríamos exclusivamente de la donación humana: los cerdos —o más bien, sus versiones genéticamente mejoradas— podrían convertirse en granjas médicas.
Pero, como era de esperarse, los dilemas éticos no se han hecho esperar. ¿Está bien usar animales para esto? ¿Qué implica modificar genéticamente a un ser vivo solo para extraerle órganos? ¿Dónde está el límite entre salvar vidas y jugar a ser Dios?
Este caso abre una nueva era para la medicina traslacional. Según los investigadores citados por Nature, el objetivo no es solo el hígado: se están probando riñones, corazones y pulmones de cerdos modificados en modelos humanos. El siguiente paso será lograr que estos órganos no solo funcionen unos días, sino que sobrevivan meses o años.
¿Estamos frente a una revolución o ante una ilusión bien editada? Como ocurre con todo avance disruptivo, solo el tiempo —y la ética— tendrán la última palabra.
Aguacatetv.com/ salud180.com