El cierre del Gobierno de Estados Unidos ha entrado en su 36 día, y supera el récord anterior establecido en 2019 durante el primer mandato del presidente estadounidense, Donald Trump.
La vida de millones de estadounidenses sigue perturbada por el 36 día de cierre del Gobierno de Estados Unidos, que bate el récord de ser el más largo de la historia. El cierre provoca recortes en los programas federales, retrasos en los vuelos y que los trabajadores federales de todo el país se queden sin sueldo.
El presidente estadounidense, Donald Trump, tiene previsto reunirse a primera hora del miércoles para desayunar con los senadores del Partido Republicano, pero se ha negado a negociar con los demócratas sobre sus demandas para salvar los subsidios a los seguros médicos que expiran hasta que acepten reabrir el Gobierno.
«¿Por qué está pasando esto? Estamos en un cierre porque nuestros colegas no están dispuestos a venir a la mesa para hablar de una cosa simple: las primas de salud», dijo la senadora demócrata Amy Klobuchar en un discurso a última hora de la tarde.
El enfoque de Trump en este cierre contrasta notablemente con el de su primer mandato, cuando el Gobierno estuvo parcialmente cerrado durante 35 días por sus demandas de fondos para construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México. En aquel momento, se reunió públicamente y negoció con los líderes del Congreso, pero al no poder conseguir los fondos, cedió en 2019. Esta vez, los líderes del Congreso están en un punto muerto y el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, envió a los legisladores a casa en septiembre después de que aprobaran su propio proyecto de ley de financiación, negándose a negociar.
Los costos se disparan para millones de personas
Mientras tanto, la ayuda alimentaria, los fondos para guarderías y otros innumerables servicios gubernamentales se están viendo seriamente interrumpidos y cientos de miles de trabajadores federales han sido suspendidos o se espera que acudan a trabajar sin sueldo.
Con el envío de los avisos de las primas de seguros, millones de estadounidenses luchan con precios desorbitados. Se espera que la pérdida de los subsidios federales mejorados, que se pusieron en marcha durante la pandemia de Covid-19 y que vienen en forma de créditos fiscales, deje a muchas personas incapaces de pagar un seguro de salud. La Administración también restringió la ayuda alimentaria del SNAP, a pesar de las órdenes judiciales de garantizar la disponibilidad de fondos para prevenir el hambre.
Fuente: Medios Internacionales